Desde muy joven, supe que mi propósito estaba en el campo de la salud. Mi sueño inicial era ser médica, pero en el camino entendí que Dios tenía un propósito diferente para mí: sanar a través del movimiento. En 2015 ingresé a la Universidad Industrial de Santander a estudiar Fisioterapia y, desde el primer día, sentí la convicción de que mi trabajo debía marcar la diferencia.
Antes de elegir esta carrera, vi muchas historias de profesionales que describían la fisioterapia como un camino difícil, con largas jornadas, bajos ingresos y poco reconocimiento. Pero en mi corazón tenía claro que mi historia sería diferente. Desde el principio, mi propósito fue cambiar la percepción de la fisioterapia y demostrar que podía ser una profesión de impacto, transformación y excelencia.
Durante mi formación, enfrenté desafíos que me hicieron más fuerte. Con esfuerzo y dedicación, obtuve una beca que me permitió sostenerme lejos de mi familia. Me sumergí en la investigación, participé en congresos y exploré cada oportunidad de aprendizaje para fortalecer mis conocimientos y visión. Cuando la pandemia interrumpió los planes de muchos, decidí continuar hasta el final, sin atajos, porque sabía que cada experiencia me preparaba para lo que vendría.
Después de graduarme, trabajé en consulta externa y en una clínica, pero siempre tuve la inquietud de brindar una atención más personalizada. La neurorehabilitación capturó mi corazón porque entendí que no solo se trata de recuperar funciones físicas, sino de acompañar a cada persona en su proceso emocional y mental. No es solo rehabilitar el cuerpo, es restaurar la esperanza.
Así nació Fisioterapia con Amor, una iniciativa que comenzó atendiendo pacientes a domicilio y que con el tiempo se convirtió en un proyecto con visión de crecimiento. No es solo un servicio, es un movimiento inspirado en el amor transformador. Un movimiento que combina ciencia, empatía y compromiso para devolver la confianza, la independencia y la calidad de vida a quienes confían en nosotros.
Cada día confirmo que la fisioterapia es mucho más que ejercicios y técnicas. Es el arte de acompañar, de alentar en los momentos difíciles y de celebrar cada pequeño avance. Creo en el poder del movimiento, en la fe, en la disciplina y en la capacidad infinita de las personas para superarse.
Este es solo el comienzo de una historia que seguirá expandiéndose. Mi sueño es que Fisioterapia con Amor llegue a más personas, que sea un referente de excelencia en neurorehabilitación y que transforme vidas en Colombia y en el mundo.
Bienvenido a Fisioterapia con Amor: donde el amor transforma y el movimiento inspira.